Cuando las redes nos dominan
Por: Miguel Angel Arritola
Un like, dependiendo de su intensidad, puede cambiar toda una relación de amistad, de amor o de cualquier tipo de sentimientos.
Hoy nos regimos por las redes. Tenemos amigos virtuales de años. Nos enamoramos a través de las redes. Amamos y lloramos por medio de las redes y también soñamos por ese medio tan adicto y maravillosamente enfermizo.
Tenemos afectos entrañables de gente que no conocemos, pero que, a través de las redes les amamos, les queremos, les apreciamos.
La intensidad de un like puede cambiar vidas. Pero ¿qué pasa cuando un buen día nos enfrentamos a quienes están detrás de ese like? De ese ser maravilloso que nos seduce con palabras bonitas, con frases bien construidas que nos llegan al corazón.
Ya no somos de llamadas ni de abrazos ni besos. ¿Para qué? Si ya tenemos al alcance el corazón rojo bien dibujado en la red. También tenemos la imagen del beso y del abrazo bien trazados y de colores tutifruti al alcance de la red.
Ya no invitamos de manera personal a un festejo; con un copy a 100 contactos. Nos ahorramos el llamar y personalizar la invitación.
Si se nos olvida el celular en la casa ¡pena mortal! Y ya sea a gatas, volando, corriendo o a como Dios no da a entender, pero vamos por ese “aparatito» que ya controla nuestra vida.
Un like marca un sentimiento.
Un like marca una relación.
Un like nos ha convertido de manera dramática en unos perfectos desconocidos y, a la vez, en unos desconocidos tan perfectos.
¿Pueden darle un like a mi editorial?