El 29 de octubre, el Presidente de México, Enrique Peña Nieto, le entregará a Leticia Torres el galardón más importante que entrega el Estado mexicano a investigadores y creadores mexicanos. La investigadora SNI nivel III ganó en el área de Tecnología, Innovación y Diseño.
Por Luis Salazar
Fotos: César Estrada
La doctora Leticia Torres Guerra está acostumbrada a ser pionera en la ciencia y la tecnología en la UANL, México y el mundo. El lunes recibirá el Premio Nacional de Ciencia 2018 en el área de Tecnología, Innovación y Diseño de manos del Presidente Enrique Peña Nieto.
Ella se convertirá en la primera científica de la UANL en recibir tal distinción. Pero es algo a lo que está acostumbrada quien durante 10 años fue la única mujer en México en tener el grado III del Sistema Nacional de Investigación (SNI); lo obtuvo en 1986.
De hecho, nadie ha ganado más premios de investigación que Torres –de manera individual o en equipo– en la Máxima Casa de Estudios de Nuevo León. Suma 21 premios científicos.
Para dimensionar, el Premio Nacional de Ciencia y Artes lo han recibido literatos como Alfonso Reyes, Juan Rulfo, Octavio Paz y Carlos Fuentes; personajes del arte como Diego Rivera, Luis Barragán, Leonora Carrignton y Luis Buñuel; historiadores como Alfonso Caso, Miguel León Portilla, Enrique Florescano, Jean Meyer y Roger Bartra; y gente de ciencia como Salvador Zubirán, René Drucker, José Sharukán y Juan Ramón de la Fuente.
La directora del Departamento de Ecomateriales y Energía de la Facultad de Ingeniería Civil concedió una entrevista para Vida Universitaria sobre su merecido galardón.
Primero, felicidades ¿Cómo recibió ser la ganadora del Premio Nacional de Ciencia?
No me lo creía, pensé que era una broma. A medida que el licenciado Otto Granados, Secretario de Educación Pública, me dio detalles sobre los elementos que les hicieron darme el premio, lo tomé un poco más en serio y con una gran alegría.
Después de pensarlo ¿pasó por su mente su posgrado en Reino Unido, los laboratorios, los proyectos con la industria, hizo un recuento?
Por su puesto, la memoria es muy poderosa; son de 33 años de ejercicio como científica. Aunque trabajo aquí desde 1977 pero me reincorporé hasta terminar el doctorado. El cambio del Primer Mundo al regresar y abrir camino en la generación del conocimiento fue grato pero no tan rápido.
¿También como primera doctora y consolidando sus grupos de investigación?
En un principio ni siquiera se tenían los programas de posgrado consolidados en el país. Por eso se daban muchas becas al extranjero. Por eso, en su momento, tuve que trabajar en varios ejes. Fue trabajar vinculándonos con las mejores universidades internacionales; fue buscar recursos para fortalecer la infraestructura que la Universidad estaba totalmente decidida en hacerlo. Y el vínculo con el sector productivo, eso fue muy importante. De esos programas con la empresa, que llamamos UNI-Empresa, hoy en día son directores de varias plantas, como de Cemex, varios tienen muy alto nivel.
¿Nos puede platicar sus líneas de investigación como los ecomateriales avanzados y las fotoceldas?
En lo que me especialicé es en materiales avanzados con características de semiconductores cerámicos. En la cerámica tradicional de alta temperatura trabajamos con las empresas como Vitro, Cemex o Peñoles.
Mi estudio es buscar nuevos materiales con propiedades superiores a otros. Mi conocimiento iba en la cristaloquímica y correlaciones entre las propiedades eléctricas; desarrollamos baterías en estado sólido para celulares y muchas cosas relacionadas con el almacenamiento de energía. Y esos materiales tenían otras propiedades como fotocatalizadores; nosotros lo enfocamos hacia el medio ambiente y la generación de energía alterna.
También hemos hecho aportaciones en degradación de compuestos recalcitrantes en agua. En su momento, podemos abatir la generación del dióxido de carbono generando hidrógeno. Por el momento, está en el laboratorio, pero tenemos el sueño de industrializarlo y transferir nueva tecnología al sector productivo.
Sabemos que tiene más de 20 premios de investigación en la UANL ¿cierto?
No los he ganado sola. Sola no llegas muy lejos; los he ganado en equipo. Me gusta formar nuevos cuadros que luego son investigadores de niveles uno o dos en el Sistema Nacional de Investigadores. He formado más de cinco grupos de investigación.
En otras entrevistas nos ha contado de su relación internacional con otros países y centros de investigación.
Desde hace más de 20 años los investigadores de Corea, China o Japón me invitan a dar conferencias magistrales cada año en distintos meses. Ellos buscan colaborar con nosotros, aunque se oye raro decirlo, al ver nuestros productos. La gente de Europa trabaja más con el óxido de titanio. Nuestro grupo trabaja con óxidos complejos como tantalatos, titanatos, y este tipo de materiales los explotan en Japón, Corea o Tailandia.
En Japón nos pidieron organizar el programa de doble titulación con Ingeniería Civil con la Universidad de Nagaoka. Creo que fuimos los primeros en obtener la doble titulación; fue un contacto hecho a través de la investigación.
¿Qué es la UANL para usted?
Para mí la Universidad es mi segunda casa, o es la primera. Yo soy de la época antes de la computadora. Antes tenía que estar dentro del laboratorio; ahora uno se concecta en cualquier parte del mundo. Pasaba muchísimas horas, como muy tarde llegaba a las siete de la mañana y me iba hasta las 10 de la noche.
Con mis hijos trabajaba mi tarea y la de ellos. Sentía que la Universidad tenía muy claro a dónde ir. Me sentía con la responsabilidad de no fallarles a los rectores. Trabaje y diseñé los programas; no me quedaba en la pura investigación; en la educación de los estudiantes de licenciatura, maestría y doctorado; en el vínculo con el sector industrial. Me metía en la negociación de los convenios. Conocía bien los planes de la Universidad, porque todos son muy claros.
Como ganadora se une a una lista que incluye a los ex rectores e investigadores como René Drucker, José Sharukan y Juan Ramón de la Fuente.
La gente me ha felicitado pero me pregunto ¿me lo merezco? Yo lo que he hecho ha sido con mucha pasión, con energía, con toda la responsabilidad profesional con la que me contrató y me paga la Universidad para formar recursos humanos de alto nivel. Es mi responsabilidad y además tengo la fortuna que es mi vocación. La UANL es mi segunda casa, merece mi respeto, cariño y agradecimiento.