Dentro del Primer Ciclo Memorias de ex Rectores, organizado por la Secretaría de Extensión y Cultura a través de su Dirección de Artes Musicales, el Ing. Gregorio Farías Longoria compartió con el auditorio sus experiencias como Rector de la UANL durante el periodo de 1985-1991.
Guillermo Jaramillo
El pasado 4 de septiembre el auditorio reunido en el Patio Ala Sur del Colegio Civil Centro Cultural Universitario celebró junto al ex Rector de la UANL, Gregorio Farías Longoria, un ejercicio de la memoria.
“En el proceso que a uno le tocó vivir como Rector de la Universidad, aquellos eventos y circunstancias que dieron origen a los proyectos que se desarrollaron en esa época, el tener la oportunidad de expresarlos en un foro como este, puede ser parte de esa historia de la Universidad que siempre se está contando”, expresó en entrevista el Ingeniero Civil.
Farías Longoria charló con los presentes sobre aquellos días de su rectorado, donde recordó algunos de los obstáculos a salvar como algunas deudas económicas, las cuales finalmente pudieron resolver.
La historia nunca termina de escribirse
“La memoria trae cosas y borra otras que ocurrieron, siempre es diferente para quienes la vivimos. Nunca acaba de escribirse la historia en razón de que la memoria, así como nos trae a la mente algunas cosas que pensamos, son trascendentales, también nos oculta algunas otras que pudieron serlo”.
Aquellos días eran muy distintos a los de hoy; eran otras circunstancias, mencionó Farías Longoria, pero la Universidad siempre se ha adaptado a los tiempos que le tocó vivir.
“La ciudad ha crecido mucho. La Universidad ha crecido mucho también, no es la misma. Las circunstancias son diferentes; se viven otros tiempos políticos, otras circunstancias sociales. La Universidad siempre ha sabido adaptarse a esos medios si le dan tiempo”.
Su labor consistió en cumplir los objetivos establecidos dentro de la Ley Orgánica de la Universidad.
“En esencia, lo que nosotros tratamos de hacer fue cumplir con lo que establece la Ley Orgánica, en el sentido de que la Universidad tiene una función académica qué cumplir, función de investigación, preservación e incremento del conocimiento, de servicio a la comunidad. Es una parte fundamental de nuestra Ley”.
Del mismo modo, subrayó que la mención de estos cuatro elementos en la Ley Orgánica de la Universidad no es limitante, pues la expresión de servicio a la comunidad es muy abierta.
Responsabilidad social
En cuanto a la preocupación del Rector Jesús Ancer Rodríguez sobre formar estudiantes con una responsabilidad social, Farías Longoria ve con agrado este objetivo actual de la UANL.
“Si ésta se hace, como lo veo en la actualidad, poniendo una gran parte de la infraestructura de la Universidad al servicio de las causas sociales, creo que puede resultar positivo. El fin de la Universidad es formar a las personas. Las formamos en la academia, en la investigación, en el servicio, en la difusión de la cultura”.
Infraestructura
Durante su rectorado se llevó a cabo la conclusión de algunos proyectos de infraestructura que estaban incompletos en el interior de la Universidad.
“Ha sido muy importante ese crecimiento, el único edificio que teníamos para manifestaciones culturales de la Universidad era precisamente el Aula Magna. Hicimos el Teatro Universitario después de más de 55 años construida el Aula Magna. Esto es muy positivo, ya no estamos limitados por los espacios”.
Farías Longoria, nacido en 1941 en Matamoros, Tamaulipas, fue Rector de la UANL del 12 de septiembre de 1985 al 12 de septiembre de 1991. Fue director nacional del Comité Administrador del Programa Federal de Construcción de Escuelas y Director general del Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica (Conalep); secretario de Obras Públicas en el municipio de Guadalupe, miembro del Consejo Consultivo de la UANL y de la Facultad de Ingeniería Civil.