“Los millennials se van a la cama más rápido, pero no conocen el erotismo. Están atrapados en pantallas y la coquetería puede ser políticamente incorrecta”, tiró Federico Reyes Heroles al hablar de Sensé, su novela presentada en la Feria Internacional del Libro Mty 2018.
Por Luis Salazar
Fotos: César Estrada
Para el escritor Federico Reyes Heroles (Ciudad de México, 1955) las nuevas generaciones “son bastante menos libres en lo erótico porque en un afán por garantizar a la mujer una convivencia respetuosa, se ha propiciado un arrinconamiento del erotismo”.
Su opinión es que los millennials se van a la cama más rápido, se rehúsan al matrimonio y viven atados a pantallas. Esta situación enfría sus relaciones reales y no les interesa tener una apariencia atractiva, porque la coquetería, hablando de la belleza y no de lascivia, en estos tiempos puede ser interpretada como una agresión.
Así lo dijo el autor que vino a la Feria del Libro Mty 2018 a presentar el 13 de octubre su novela corta Sensé (Alfaguara 2018). Antes, habló con Vida Universitaria.
Sensé es el personaje central y no es un arquetipo de belleza; no es morena, rubia, alta o baja, es una mujer que puede mutar de una presencia a otra. Lo que hace es incorporar la posibilidad de ver belleza en cualquier mujer. Ella es, básicamente, una actitud que muta, es un estado de ánimo de una mujer que puede estar en muchas mujeres.
“La coquetería es, sin duda, un territorio más femenino que masculino. Incluso la explotación de la belleza en la mujer es mucho más común que la explotación de la belleza masculina”, consideró.
¿Sensé podría ser una palabra nueva? El autor responde que todo el mundo nos hemos topado con una Sensé en la vida y que no hemos podido catalogarla. Entonces podría ser.
Reyes Heroles considera que el hecho de que los varones no puedan reconocer la belleza porque puede ser políticamente incorrecto, puede ser castrante para ambos; ya que esto propicia que las mujeres también pierdan la posibilidad de ser reconocidas.
“Creo que quizá los millennials se van a la cama más rápido pero no necesariamente son más eróticos o conocen el erotismo. Es una pérdida. El primer contacto de un varón y una mujer es visual, si uno fija la mirada en una mujer no la está ofendiendo. Claro que si tiene la mirada lasciva es otra cosa”, comparó.
En el mismo tenor que algunos sociólogos, el autor dice que los millennials se casan más tarde, viven solos o con sus familias, pero tienen un rechazo hacia el establecimiento de relaciones emocionales más formales.
“Eso tampoco es una buena noticia, algo raro está ocurriendo con estas generaciones”.
El comentarista político advierte que a los millennials no les interesa tener una presencia cuidada o atractiva porque en ese territorio está vetado.
“En el trabajo uno no puede decirle a alguien ‘oye, qué guapa vienes’ porque puede ser interpretado con un acto de agresión. Lo pueden abofetear o acusar de acoso sexual.
“Creo que estamos jugando con algo muy serio porque las relaciones humanas pasan por el erotismo. El erotismo no es colchón, no es condón; es algo mucho más bello, es una construcción social y creo que eso hay que defenderlo”, manifestó.
Su apreciación es que los millennials están atrapados por las pantallas, las cuales han propiciado un terrible enfriamiento en las relaciones humanas.
“Hay personas que viven todo el día dizque en contacto con otras personas pero no han tocado a nadie ni van a tocar a nadie. Se van a ir a dormir tal y como amanecieron, sin darle un beso a alguien o acariciarla”.
Con respecto a la lectura que se le diese a su novela, piensa que quizá quien termine su libro, verá las relaciones de erotismo diferentes de la imagen que tenía al principio.
“Y puede, incluso, ampliar su registro gozoso y saber que esto no es nada perverso”, diferenció.