La Universidad Autónoma de Nuevo León festejó a Alfonso Rangel Guerra por su vida y obra literaria el 3 de marzo en la Sala Manuel M. Ponce dentro de las actividades de la Feria Internacional del Libro del Palacio Minería.
Por Guillermo Jaramillo
La mirada del hombre parecía encontrar nuevas formas en el mármol del bellísimo recinto. La Sala Manuel M. Ponce era una suite de ecos, pies que tropezaban, saludos entre amigos, sonrisas previas a la ceremonia.
En el centro de todo ello, él presenciaba los actos. Vestía traje oscuro, corbata blanca con rayas verde y plata. Apenas en noviembre, cumplía 90 años y ahora estaba Bellas Artes para ser homenajeado como parte de la FIL Palacio de Minería. Él es Alfonso Rangel Guerra.
Cuando empezó la ceremonia, el volumen del silencio fue en aumento. Carraspeó aquí, luego silencio. Antes de tomar la palabra, Rangel observó por breves minutos el mármol hermoso como si de café con leche se tratara.
Allá afuera, la Alameda Central, un mundo de aves y de ardillas. Y en la esquina del mundo, un libro, el de su vida enmarcada por la literatura.
Nuevo León fue el invitado de honor de la 40 FIL Palacio de Minería y, como parte de sus actividades, quiso festejar la vida y obra de Rangel Guerra.
Pero él no estaba solo. Lo acompañaban familiares y amigos como el Secretario de Extensión y Cultura de la UANL, Celso José Garza; Adolfo Castañón, Premio Alfonso Reyes 2018, intelectuales como Antonio García Diego, Héctor Jaime Treviño, Ludivina Cantú, entre otros paisanos universitarios.
Testimonio de su amistad con la palabra, Rangel Guerra sostuvo una charla con Víctor Barrera Enderle acerca de la poesía de Alfonso Reyes.
“Creo que estas expresiones que intento comunicar a ustedes en torno a la poesía de Alfonso Reyes vienen a revelar, sin duda, uno de los grandes misterios de la creación humana: la creación poética.
“Por qué el autor sabe que este poema o aquél otro van a ser parte de la poesía y no de la prosa, cómo es ese derrotero mental que hace posible la interpretación de la vida humana en palabras poéticas y en palabras en prosa. Sigue siendo uno de los misterios más supremos de la expresión humana”, explicó el homenajeado sin importarle el calor o el bochorno de aquel perfecto nudo en la cortaba de don Alfonso, quien una vez más fijaba su mirada en el horizonte, se mantenía intacto. Llamaron a los aplausos.
La UANL se enorgullece que figuras como Alfonso Rangel Guerra hayan trascendido el tiempo, transformado su sociedad con base base en el trabajo. Intelectuales como él gozan de la música del silencio, como cuando Rangel presta atención al organillo de las primeras horas de la tarde, y encuentra retazos de Evangelina y el Circo de Tanguma.
Hace calor en la Ciudad de México, eso sin dudarlo. Las mañanas exponen largas filas para ingresar a la FIL Palacio de Minería.
Frente al recinto, la música, una y otra vez en voz de unos jóvenes. Dont let me down, de The Beatles. Alfonso Rangel Guerra parece tararear la melodía. Bajo el brazo carga unos libros y su reconocimiento como uno de los grandes hombres que han pasado por la Universidad.
Características de Alfonso Rangel Guerra
- Hombre de letras
- Figura emblemática del quehacer universitario
- Constructor de puentes
- Humanista y hombre ejemplar
- Maestro de maestros
La frase
“Considero que la vida me ha otorgado muchas cosas, entre ellas, haber compartido con Victoria (su esposa) y con mi hijos. Creo que la vida es una oportunidad siempre abyecta para la continuación de la tarea humana”,
Las obras de este neoleonés dan testimonio de una vida ejemplar y productiva, de un universitario ligado al servicio de los demás, de espíritu honesto y comprometido con el conocimiento, con la educación y con la Universidad.