Elogio de la gamificación
Por Luis Valdez
En una escena de la película Corazón Valiente (cuando Mel Gibson todavía me caía bien), los generales del bando inglés planean su estrategia militar con unas piezas parecidas al ajedrez. A muchos de los que nos regalaron un ajedrez, nos pareció un juego aburrido, para adultos aburridos. Yo quería una consola de videojuegos, caray.
Un día tomé el ajedrez y me puse a checar los movimientos de las piezas. Geniales. El ambiente ideal para pensar en Corazón Valiente, en las guerras de Las Cruzadas. Hasta en El señor de los anillos.
Y si ponen música, mejor.
He visto ajedrez con versiones de Los Simpson, de Marvel y de Mario Bros. Y también hay muchos juegos de mesa «wargame» sobre Napoleón, la Segunda Guerra Mundial y versiones variadas de RISK, desde Star Wars hasta Guerras clásicas y futuristas.
Un extra es que los juegos de mesa nos involucran en su entorno. Un juego de mesa sobre los libros de Julio Verne arma un buen ambiente steampunk. Otro sobre Jack the ripper nos hace rastrear sus huellas en el Londres victoriano. A esa dinámica de conocimiento por medio del juego se le llama gamificación.
Un juego sobre Don Quijote y Alicia en el país de las Maravillas sería emocionante. Lamentablemente, muchos son juegos en inglés o importados desde España, si se quieren en castellano.
Pero ya hay tiendas en el centro y sur de Monterrey donde se puede ir a jugar y comprar el que les interese. Nuevos clásicos como el Catán, Ticket to ride y Carcassone; de tarjetas como Love Letter y Star realms; de Zombies como Zombicide y ZOMBIES!!!; y de horror como Arkham horror y Mansiones de la locura y temática «Calabozos y dragones» como Descent, Mice & Mystics, y Zombicide Black Plague.
Y si lo acompañan con la lectura de algo sobre Conan o los libros de Tolkien o Lovecraft, mucho mejor. ¡Larga vida a los libros!