Egresado de la Facultad de Artes Visuales, el artista Silvestre Madera coordina el Taller Árido, un colectivo de artistas que están cambiando el color de la metrópoli.
Por Guillermo Jaramillo
Fotos: Silvestre Madera
Las cosas parecen ser las mismas; somos nosotros quienes les encontramos nuevos ángulos. Mientras Silvestre Madera avanza por la redacción de la Dirección de Comunicación Institucional de la U, acá en el piso 10 de la Torre de Rectoría, muestra un gesto de curiosidad.
Nos situamos en la sala de estar, en una esquina cerca de los compañeros reporteros, correctores, fotógrafos y editores, el equipo que resalta la imagen trabajadora, transformadora y trascendente de la U.
Madera viste una camiseta en colores menta. Su pantalón es testigo fiel del trabajo artístico: blanco, celeste y algo de naranja que el pincel dejó en sus rodillas. Usa el Starwalker de Mont Blanc.
Es cierto que para Madera la cosa ha cambiado, no él, sino su entorno. Sigue acostumbrando a una feroz barba y el acento al hablar; sigue creando arte en donde y cuando puede. La diferencia radica en el alcance que su exposición ha adquirido.
El sueño de Silvestre
Aunado a sus proyectos independientes, la carrera de Silvestre Madera va desde educación hasta dirección de arte. Trabajó en la Biblioteca Raúl Rangel Frías en el departamento de arte y exposiciones. Participó como docente en la Universidad Metropolitana de Monterrey, así como en los asuntos de arte de la Universidad Humanista.
Hoy, es el director del departamento de arte de la marca comercial de pinturas Osel, contexto que lo ha llevado a crear el Taller Árido, ubicado en el centro sanguíneo de Monterrey, en M.M. del Llano e Ignacio López Rayón.
El taller, como él advierte, tiene la intención de acarrear, juntar voluntades artísticas. Su sueño es conformar una generación de artistas. Al parecer lo están logrando, pues de ahí surgió el Festival Árido, una fiesta multicultural que abarca plástica, literatura y música; este verano, llega a su segunda edición.
En esta ocasión, la UANL, en coordinación con el departamento de Cultura UANL, arropa uno de los festivales que se perfila ser “el festival de arte” que la ciudad necesita: uno cercano al ciudadano.
“Mucha gente no sabe, pero yo he tenido más de 50 trabajos en mi vida. Trabajo desde los 10 años y creo que cada uno de los trabajos sirvió para llegar aquí a donde estoy ahora. Soy artista de tiempo completo apoyado por una marca.
“De pronto me habla un empresario y me dice que quiere ofrecerme el trabajo de mis sueños. ‘¿Qué es lo que quieres hacer el resto de tu vida?’ Me preguntó, y le dije que quería hacer un taller, transformar la ciudad y tener una galería”, comenta, mientras nos resguardamos detrás de las ventanas y paredes con el confort del aire acondicionado, porque afuera reina el sol con una sonrisa de 36 grados en la explanada de la U.
Actualmente, Madera cuenta con el taller, tienen proyectos para pintar en toda la ciudad y se ha atrevido a convocar al público mediante el festival.
Egresado de la Facultad de Artes Visuales de la U, en un principio se matriculó en la FACPYA, pero abandonó el primer semestre para entrarle de lleno a los estudios de arte.
Madera se considera un historiador aficionado. Las lecturas sobre esta disciplina lo llevaron a conocer aspectos inquietantes de México, lo que motivó que el inicio de su carrera artística se enfocara en el cartón político. Sus viñetas aparecieron en algunos números de Vida Universitaria, periódico de la UANL.
“La historia del arte me ha ayudado a saber en qué lugar estamos parados ahora”, apunta sobre el tema.
El arte regiomontano hoy
Las obras del taller andan por todo el centro de la ciudad de Monterrey. Asaltan al transeúnte. Mientras carga gasolina en la Calzada Madero y Dr. Coss, un Salinas de Gortari se frota las manos felizmente ante la nueva crisis generalizada.
Esta pieza de Madera no solo es atractiva por el acabado del ex presidente, sino por la pertinencia del mensaje. Temas como la problemática del transporte urbano, la mafia del poder, el excesivo consumo del futbol, la cerveza ligera y la carne asada, son temas recurrentes en su trabajo.
Sin embargo, hay que reconocer que el arte, la cultura y el apoyo a estas dos manifestaciones a través del gobierno, es otro departamento que arroja cambios dentro de la presidencia de AMLO.
En este tipo de cambios, muchos de ellos relacionados con las becas y apoyos económicos a un cierto sector de artistas, se han pisado muchos callos. Bajo este contexto, descubrimos a artistas sin discurso, a ejecutantes oscuros y beneficiados por el apadrinamiento.
El artista contestatario, crítico, incisivo será foco de atención por parte de gobiernos represores, actores del poder con el interés en desinformar al pueblo y llevarlo al hastío, sitio similar a las cuerdas en el ring de box, con el objetivo de ponerlo más a su modo y alcanzar sus propios fines.
La posición en la que se encuentra Madera ha permitido que entable relación con la mayoría de los artistas de Monterrey, en quienes ha observado la falta de inquietud por retratar lo que se vive en la sociedad.
“Creo que el gremio artístico de Monterrey es muy suave, no se mete a profundidad al discurso ni a la exhibición de los malestares de la sociedad.
“Se ha vivido en las últimas décadas un arte muy superficial, se ha privilegiado en todos los concursos, becas o premios el arte conceptual. Se ha desdeñado a lo figurativo, al arte que tiene discurso o alguna crítica.
“No es casualidad que se nos vaya haciendo a un lado a los artistas que hacemos crítica, pero queda claro que el artista que quiere decir algo lo dirá con o sin apoyo”, indica.
Madera está seguro, eso manifiesta a sus amigos artistas, que no hay necesidad de tocar puertas o esperar invitaciones. Ellos pueden crear un mercado propio. Luego de tantos años de llevar su trabajo a la calle, exponerse no solo a las inclemencias del clima extremoso de la ciudad, también a la violencia e inseguridad de las calles, los ojos de los regiomontanos ya atienden a su mensaje.
Tiempo de crisis, tiempos de taller
A través de la historia, los artistas han coincidido en que las crisis por las que pasa la humanidad siempre son aprovechadas por el arte.
“He sentido que Monterrey, a raíz de estos años de violencia e inseguridad que vivimos, obviamente como cualquier evento dañino para la sociedad, hay el después.
“Ahora están floreciendo nuevas iniciativas de arte, talleres, nuevas convocatorias. Recordemos la Revolución Mexicana, de donde surgió el muralismo, la única vanguardia artística, junto al Boom Latinoamericano de la literatura, que ha surgido de México”, expuso.
Madera piensa que la democratización del arte es necesaria. Lugares con alta plusvalía y espacios ideales para el lounge han acaparado el arte “importante” de la ciudad.
“Luchamos por democratizar el arte, llevarlo a toda la gente porque surge y se da en cualquier estrato social. No tiene que ver con la clase social sino que es más con la condición humana. El arte es inalienable, está implícito en el ser humano.
“Por eso pintamos en las calles, que es lo más democrático que hay. Estamos haciendo una galería al aire libre sin costo, un poco imponiendo en la visión del transeúnte común y ordinario. Hemos sabido que esto ha ayudado a nuevos artistas.
“Me pasó que un artista me dijo que había visto mis murales desde hacía varios años, y ahora él también estaba pintando. Por eso creamos el Taller Árido, para formar una generación”, detalla.
La clave de que haya un grupo conformado en el taller ha sido la honestidad. Madera es muy claro al señalarles a los integrantes del colectivo las metas, el por qué se está haciendo arte.
También es claro que existen dos tipos de artistas. Los que ganan premios, becas, reconocimiento institucionalizado. Cuando preguntas entre los artistas por ellos, nadie los conoce.
Existen los artistas que no obtienen esos galardones pero la gente los ubica, conoce su obra, están cercanos al pueblo.
El propio Taller Árido participó en la revitalización del Café Iguanas con murales que ahora forman parte del mítico centro cultural del Barrio Antiguo. La violencia e inseguridad mantuvieron a los artistas a la espera. Algunos no volvieron a salir de su casa. Otros andan de aquí para allá haciendo patria. Esa misma violencia e inseguridad se manifiesta en la historia contemporánea de nuestra ciudad, no es un mito del tiempo de nuestros abuelos.
“Hay que destacar lo del Café Iguanas. A nosotros nos buscaron para ir a intervenirlo y ahora habrá exposiciones cada tres meses. Traemos la idea de armar un festival de arte en el mismo Barrio Antiguo. Queremos cerrar las calles y llenarlas de música, de arte, de cultura”, comenta.
El festival
El arte y la cultura llegarán a todo transeúnte que ande caminando entre Washington y la avenida Juárez. El Colegio Civil será la sede del Festival Árido 2019, con presencia al interior del edificio y en la explanada del inmueble.
“Queremos que se sientan asaltados por los artistas. Habrá danza contemporánea, música, performance, poetas, escritores, fotógrafos, artistas interviniendo en la vía pública.
“La idea es que los artistas se sientan que son parte de. La mayoría de los que van a participar nunca han estado al aire libre, sino en lugares cerrados, escenarios muy aburguesados. Esto es pal´pueblo y creo que la respuesta va a estar muy buena”, adelantó.
El colectivo aún desarrolla el programa final del festival, que se realizará el fin de semana del 13 y 14 de julio en el Colegio Civil. A pocos días del evento, se realizará una rueda de prensa con la información completa.
Silvestre Madera es uno de los egresados que cumplen con los preceptos de trabajar, transformar y trascender, aplicados, en este caso, al entorno ciudadano mediante el arte.