Interfolia: ventana abierta al conocimiento
Interfolia cumple 72 años de reseñar, informar y compartir la luz de la palabra. Ahora es una revista digital y cuenta con el suplemento “El Ventanillo”, espacio para estudiantes que escriben sobre crítica, creación, reseña y artículo de opinión.
Desde el 1 de octubre de 1953, Interfolia fue abierta como una ventana para dialogar con el exterior. En ella, que inició como un tríptico, los lectores podían enterarse de lo que sucedía al interior de los muros de la Capilla Alfonsina Biblioteca Universitaria (CABU), y sobre las nuevas adquisiciones en su acervo.
Luego de 72 años en los que ha dejado ingresar la luz de la palabra, Interfolia, que además alberga ahora al suplemento cultural “El Ventanillo”, se presentó el 7 de octubre en el vestíbulo de la CABU como parte de los festejos del 45 aniversario del recinto cultural, el cual resguarda la biblioteca personal del Regiomontano Universal.

Al evento se dieron cita el Director de la CABU, Víctor Barrera Enderle, quien presentó la mesa integrada por Dagoberto Salas, Fidel Camacho, Nancy Lucio y Carlos Rutilo, moderados por Lizbet García, quienes conversaron sobre los orígenes de la publicación, su misión sustancial, los alcances y posibilidades que ha adquirido en la era digital.
La publicación, cuya periodicidad era mensual, pronto contó con gran aceptación del público lector. Durante la presentación, Barrera Enderle recibió de manos de Erasmo Torres un número del primer ejemplar de 1953 de Interfolia, que entregó al personal de CABU para su digitalización. Pronto esta joya estará en manos de los lectores.
Vientos de cambio
Desde su fundación, como parte de la visión del humanista Raúl Rangel Frías, Interfolia ha experimentado distintos cambios en su estructura. Lo que en un inicio fue un boletín, pasó a ser una revista de humanidades a partir de 2008 con la dirección de Minerva Margarita Villarreal. Con el formato digital amplió su ventana de difusión cultural.

“En los inicios de Interfolia solo era un boletín, una publicación pequeña. No era una revista. Con el paso del tiempo, se transformó en una revista impresa hasta llegar a la actual etapa de ser una revista digital.
“Una de las ventajas que tenemos como revista digital es que podemos leerla en cualquier parte del mundo las 24 horas del día, los 365 días del año.
“Con la digitalización hemos logrado tener más alcances bajo la promoción cruzada; es decir, a través de las redes sociales, y esto nos ayuda a conectar el mundo físico con el mundo virtual”, apuntó Lucio, quien junto a Rutilo forman parte del equipo editorial de Interfolia.

Esta digitalización, comentó Salas, bibliotecólogo y coordinador de revistas digitales de la UANL, permite que la tecnología conserve Interfolia en otros servidores, además de mantener convenios con distintos archivos y esto asegura la conservación de los discursos de los ganadores del Premio Internacional Alfonso Reyes. Este es el compromiso de la Universidad por mantener una calidad que data de 1959.
Crisol de nuevas plumas
Interfolia, a través de su suplemento “El Ventanillo”, también es un crisol para que los estudiantes portadores de la pluma novedosa se fogueen en el fuego universitario de la crítica, creación, reseña, artículo de opinión, como comentó Rutilo, quien, junto a un grupo de amigos y egresados de la Facultad de Filosofía y Letras, trazaron, colorearon y dieron el soplo de vida al suplemento.
“El Ventanillo comenzó como reseñas y ahora ya está sentado en artículos. Inició como un proyecto de estudiantes de letras en un café.
“Ángel Candelaria dibujó el proyecto junto a María Fernanda Ramos; a mí me tocó colorearlo. A través de una serie de diálogos vamos consiguiendo los colaboradores”, comentó el también poeta.
La historia cuenta con un espacio importante en la revista, apuntó Camacho, encargado de la Sala de Historia de la CABU, porque mediante columnas de opinión como “El último lipán” se ha consolidado como un baluarte para la investigación histórica del norte de México y el sur de Estados Unidos.
Por: Guillermo Jaramillo Fotografía: Viviana García
