Etiquetado frontal: ¿Qué tanto conoces lo que comes?
Conocido también como “etiquetado para la salud’, el etiquetado frontal informa de manera clara y sencilla si los productos contienen exceso de calorías, sodio, grasas trans, azúcares o grasas saturadas, que en general son nocivos ya que pueden desencadenar enfermedades cardiovasculares.
¿Has notado que tus alimentos o botanas favoritas tienen algunos sellos en la parte del frente? Se trata del nuevo etiquetado de alimentos, el cual cuenta con una serie de octágonos en color negro y letras blancas, cuyo fin es advertirte sobre lo que estás a punto de consumir.
México es el segundo país a nivel mundial con mayor población adulta con obesidad, esto es un 32.4%, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.
Basado en el modelo implementado en Chile en el 2016, el 1 de octubre del 2020 entró en vigor la modificación a la Norma Oficial NOM-051, en la que intervienen dos organismos gubernamentales, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios y la Subsecretaría de Industria, Comercio y Competitividad de la Secretaría de Economía.
El experto del Centro de Investigación en Nutrición y Salud Pública Marcelo Hernández Salazar subrayó los objetivos principales de la normativa 051.
“El objetivo de esta norma es prácticamente establecer la información comercial y sanitaria que debe contener el etiquetado del producto preenvasado cuando este producto va a ser destinado al consumidor final, ya sea de fabricación nacional o extranjera”.
Aquí lo más importante es que se establece un sistema de etiquetado frontal, cuyo propósito es advertir de forma clara y veraz sobre el contenido de nutrimentos críticos e ingredientes que representen riesgos para la salud de los consumidores, sobre todo el riesgo por consumirlos en exceso”.
Se define como nutrimentos críticos a aquellos que, al ser consumidos por arriba de los valores de referencia, son considerados como factores de riesgo asociados a enfermedades no transmisibles, los cuales se reflejan en las etiquetas frontales mencionadas.
¿Cómo entender el nuevo etiquetado?
La NOM 051 establece que se les asignará un sello a los productos que, por cada 100 gramos en productos sólidos o 100 mililitros en líquidos, contengan:
- Exceso de calorías: Si cuentan con 275 en productos sólidos y 70 en líquidos, o más kilocalorías. La Organización Mundial de la Salud sugiere que el consumo no sobrepase las dos mil calorías para hombres y dos mil 500 para las mujeres al día.
- Exceso de azúcares: Si el 10% o más del total de las calorías proviene de azúcares libres. Su ingesta excesiva puede desarrollar caries en los dientes o enfermedades como la diabetes.
- Exceso de grasas saturadas: Si el 10% o más de las calorías totales proviene de grasas saturadas. El incremento de los niveles de colesterol es uno de los problemas que desencadena su consumo en exceso.
- Exceso de grasas trans: Si el 1% o más del total de calorías son aportadas por grasas trans. Este tipo de grasas son más nocivas a la salud, por lo que se recomienda evitar su ingesta.
- Exceso de sodio: Si se encuentran 350 miligramos o más de sodio. La OMS recomienda consumir máximo 2.3 gramos al día.
Excesos son excesos
Aunque la normativa se basa a partir de 100 gramos o mililitros como referencia de porcentaje, existen productos que no contienen la cantidad establecida, sin embargo, los excesos se encuentran presentes.
Además de los octágonos de advertencia, en el etiquetado también aparecen dos leyendas precautorias, la primera para los alimentos que contengan edulcorantes y la segunda para aquellos con cafeína, con el fin de evitar su consumo en niños y niñas.
“Es importante indicar que aunque parte de los 100 gramos del producto, eso no quiere decir que 50 gramos no represente un exceso de azúcares libres, porque si nosotros decimos que en 100 hay un exceso de azúcares libres, se indica que es un exceso de azúcares libres cuando aportan un 10 por ciento más del total de calorías que aporta el producto en 100 gramos, pero si tú haces una regla de tres y dices: ‘bueno, en 100 gramos nos está aportando tanto de azúcares libres’, entonces qué pasaría si yo consumo 50 gramos, y ves que ese porcentaje, ese valor o ese exceso también se sigue presentando en 50 gramos, 40 gramos, en 30 gramos”, ejemplificó el profesor de la Facultad de Salud Pública y Nutrición de la UANL.
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Acercarse con el especialista para no temer
Para el integrante del Cuerpo Académico Nutrición Humana Funcional de la FaSPyN, una de las virtudes de la directriz es que informa de manera más clara que como lo hacían las etiquetas anteriores y exhortó a no temerle al etiquetado frontal.
Puede que alguien se lo tome con mucha pasión y condene el alimento y prácticamente te diga que comer eso está muy mal, lo viva con mucha pasión, pero la idea no es esa. La idea es informar, y una vez que ya te informas, tú ya tienes el poder de decidir si lo consumes o no lo consumes. Recordemos que el alto consumo o consumo frecuente de ese alimento es lo que te va a provocar realmente un problema, tal vez de obesidad”.
Además, señaló que es importante acudir con un nutriólogo, pues no todas las personas tienen las mismas características, por lo que varían sus requerimientos energéticos y nutricionales, así como reducir el consumo de alimentos preenvasados.
“Ese experto nos puede marcar pautas para llevar esa alimentación adecuada, porque no todos tenemos los mismos requerimientos, no todos presentamos las mismas necesidades. Entones él nos tendría que evaluar y sugerir si ese alimento industrializado que anteriormente consumíamos lo podemos seguir consumiendo”, apuntó el investigador universitario.
Y también consumir lo menos posible alimentos procesados. Con esto no estoy satanizándolos, pero sí poco a poco irlos excluyendo de nuestra dieta, irlos cambiando por alimentos naturales, más saludables”.
Mejorar hábitos con el ejemplo
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia estima que uno de cada tres niños padece obesidad y sobrepeso, y en el país esta situación parece agravarse, entre otras variantes, por los malos hábitos alimenticios.
Según el profesor universitario, una forma de modificar este escenario es cambiar los hábitos como adultos, pues los menores aprenden a partir de las acciones.
“Si lo hacemos nosotros como adultos, se va a reflejar muy seguramente o lo vamos a reflejar en las generaciones que vienen, en este caso los niños, para que no se agudice este problema, porque si bien ya está muy fuerte, no se acelere más”, dijo.
Si tú como adulto ya tienes una disciplina, tienes un hábito, pues muy seguramente se lo vas a pasar, vas a educar a ese niño, si bien no con las palabras, con los hechos; entonces ya va a ser más fácil que ese niño adquiera ese hábito”.
Como parte de la NOM 051, la industria productora de alimentos y bebidas para menores deberá retirar a personajes animados o mascotas de sus productos antes del primero de abril.
¿Tienes dudas?
Dr. Marcelo Hernández Salazar
- Profesor de tiempo completo de la Facultad de Salud Pública y Nutrición (FaSPyN)
- Investigador en el Centro de Investigación en Nutrición y Salud Pública (CINSP), Laboratorio de Fitoterapia
- Celular: 81-2354-4658
- Correo: marcelo.hdzsalazar@uanl.edu.mx marcelo.hernandezs@uanl.mx
- Twitter: https://twitter.com/marcelohesal
Por: Gabriela Ortiz Fotografía: Ana Herrera