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16 marzo, 2021

Micromachismos: La violencia aceptada

Aunque los micromachismos se caracterizan por no ser abiertamente violentos, incluso son aceptables en la sociedad, la doctora María Segovia Chávez expresa que son formas de presión de baja intensidad para mantener un control.

¿Cuántas veces hemos dicho o escuchado frases como “a las mujeres no hay que entenderlas, solo amarlas” o “calladita te ves más bonita”? Estas frases son llamadas micromachismos, considerados mecanismos sutiles de dominación, ejercido principalmente por hombres hacia mujeres, de acuerdo con la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).

En 1991, el psicoterapeuta argentino Luis Bonino Méndez adoptó el término micromachismo para nombrar aquellas prácticas que otros especialistas llamaban “pequeñas tiranías”, “terrorismo íntimo” o “violencia blanda”.

María Petra Segovia Chávez, coordinadora de la Extensión de Equidad de Género de la Facultad de Psicología de la UANL, indicó que los micromachismos son normalizados en la sociedad.

“El micromachismo refiere a algo que no se identifica, como un control, lo que está en los límites de una evidencia de que soy agresivo en casa o machista y estas principalmente son prácticas legitimadas por el entorno social.

“Son formas de presión de baja intensidad, por eso son micromachismo, y aquí las personas intentan mantener el poder y seguir consiguiendo sus beneficios en todo o algunos ámbitos de una relación”, especificó la doctora Segovia Chávez.

Micromachismos: La violencia aceptada
Micromachismos: La violencia aceptada

La aceptación cultural

Este tipo de conductas, que se transmiten culturalmente, suelen aprenderse en la infancia, pues desde que nacemos nos encasillan con factores culturales determinados como el color, de ahí que tradicionalmente se ha asociado al color azul con los niños y el rosa con las niñas.

“Cuando no va de acuerdo con el sexo biológico de su bebé, una persona llega a no ponerle esa ropa. ¿Por qué? Porque no es para su bebé e incluso llega a decir: ‘Yo tengo un niño, ¿por qué me trajeron algo rosa?’. Esto es un aprendizaje que traemos. Haz de cuenta que traemos un chip ‘yo soy niña y me tengo que comportar de esta manera’, ‘yo soy niño y me tengo que comportar de esta manera’”, expresó María Petra Segovia Chávez.

De acuerdo con la especialista María Segovia, los estereotipos y roles de géneros han sido marcados socialmente y un claro ejemplo es la forma en la que se demuestran los sentimientos.

La doctora Segovia Chávez recordó el comentario de un profesor durante un entrenamiento en el Instituto de Salud Mental.

“‘Las cantinas están llenas de hombres y las iglesias están llenas de mujeres’. Te estoy hablando de hace 25 años en que escuché ese comentario de uno de los maestros que tuve en el entrenamiento, pero fíjate que ya cuando él dijo eso me pareció muy asertivo en el sentido de que el hombre aprendió a externar sus emociones, no propiamente con el consumo de una bebida o alcohol, no, sino a externar sus emociones de forma diferente a la mujer, porque si el hombre lloraba significa ‘eres niña’ y entonces allí viene otra parte y esa parte de ‘a mí me dijeron que si lloraba era niña, qué miedo ser niña, entonces no puedo llorar’. ¿Qué hace? Reprime sus emociones”, ejemplificó.

Micromachismos: La violencia aceptada
Micromachismos: La violencia aceptada

Sin embargo, la aceptación cultural viene desde los primeros pobladores de la Tierra, de acuerdo con la especialista.

Los primeros habitantes vivían en cuevas y desde allí se reflejaba esa parte del control y el poder y también se reflejaba que culturalmente la mujer debe estar dentro de casa y el hombre es quien debe salir”.

María Petra Segovia Chávez

Coordinadora de la Extensión de Equidad de Género de la Facultad de Psicología de la UANL

Micromachismo, entre el límite de la violencia

De acuerdo con los datos de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) de 2016, el 66.1 por ciento de las mujeres mexicanas ha sufrido al menos un incidente que va desde un piropo, acoso, hasta una violación, de las cuales el 43.9 por ciento experimentó algún tipo de violencia por parte de su pareja.

La experta en psicología explicó que la violencia se da desde el noviazgo, en donde se puede identificar el micromachismo y el machismo.

Micromachismos: La violencia aceptada
Micromachismos: La violencia aceptada

“En el noviazgo es cuando inicia esa parte de la violencia. Se empieza a incrementar y en algunas relaciones de noviazgo se incrementa cuando inicia una vida sexual activa, porque ‘ya es mía, tengo el poder y el control’ y la fantasía o pensamiento que tiene ella es ‘va a cambiar, ya que nos casemos va a ser otro, va a cambiar’. No cambia la persona y en algunas parejas existió posiblemente desde el noviazgo esa parte del micromachismo”.

E inician una unión y se cree que la pareja va a experimentar un cambio. Y se escuchan frases como: ‘es que a partir del nacimiento del bebé empezó a cambiar él’, y no, él ya era así, ya traía esa cultura”.

María Petra Segovia Chávez

Durante el mes de abril se incrementaron las denuncias por violencia al 911, colocando a Nuevo León en el segundo lugar a nivel nacional, según datos de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, sin embargo, bajaron las denuncias oficiales ante el confinamiento.

“A lo mejor vivían en una relación micromachista y pasó de límites de evidencia de fragilidad a un machismo o una conducta aprendida culturalmente”, dijo la profesora de la Universidad Autónoma de Nuevo León.

Romper con lo cultural

Aunque es un factor cultural, Segovia Chávez considera que se puede hacer un cambio, no obstante, faltan años para conseguir un equilibrio entre hombres y mujeres.

Micromachismos: La violencia aceptada
Micromachismos: La violencia aceptada

Cada 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer, en el que se busca un futuro igualitario sin estigmas, estereotipos ni violencia para las mujeres.

“Como es un factor cultural, afortunadamente se logra el cambio. Si fuera un factor genético, pues allí si te dijera ‘nunca lo vamos a hacer’, pero desde el momento en que es algo aprendido, sí se puede cambiar.

“De alguna manera se están haciendo actividades, pero todavía falta. Si lo vemos del uno al diez, pues es lógico que nos faltan años para llegar al diez, pero ya se empezó años atrás, primero con violencia. Fue lo primero que empezamos a trabajar, posteriormente, se trabajó y se sigue trabajando en actividades preventivas”, externó la psicóloga de la UANL.

Por: Gabriela Ortiz   Fotografía: Ana Herrera  

 

Excelencia en cobertura educativa
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