Modifica pandemia interacciones sociales
La aparición del coronavirus transformó la percepción del riesgo, las representaciones sociales y diversos rituales a nivel global, de acuerdo con un estudio en el que participaron investigadores de la Máxima Casa de Estudios del Estado.
El miedo de no volver a ver a un familiar enfermo por coronavirus, el apostar como medida de protección al discurso religioso y la dificultad de prescindir de los rituales de velación fueron algunos de los hallazgos de la investigación “Percepción del riesgo, representaciones sociales y prácticas comunitarias ante la pandemia del COVID-19”.
Dicho estudio se realizó en comunidades de Nuevo León, Chiapas y Yucatán de mayo a septiembre de 2020 y fue financiado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT).
Asimismo, este proyecto fue coordinado por el científico del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) Noreste José Alejandro Meza Palmeros, al cual se sumaron la Universidad Autónoma de Nuevo León, CIESAS Sureste y la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY).
El objetivo del proyecto fue conocer la percepción del riesgo de las poblaciones y las prácticas que implementaron durante la pandemia para reducir los daños de la crisis provocada por el coronavirus, tomando en cuenta las características sociales, culturales y las interacciones que también mantienen estas comunidades con las autoridades políticas y sanitarias”.
Realizan intervención en el Cerro de la Campana
En el caso de Nuevo León, la intervención se hizo a través del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) Noreste y el Instituto de Investigaciones Sociales (IINSO) de la UANL, representados por los científicos José Alejandro Meza Palmeros y Sandra Elizabet Mancinas Espinoza, respectivamente.
Durante el trabajo de campo en el Cerro de la Campana, ubicado en el municipio de Monterrey, se montó un módulo en donde alrededor de cinco meses se brindó asistencia médica y social a aproximadamente 300 ciudadanos de la zona.
Se atendió a personas con COVID-19 y gente con otros padecimientos como la diabetes o hipertensión, por mencionar algunos. Asimismo, ayudaron a acortar el trámite burocrático de atención a pacientes que no tenían coronavirus, sin embargo, era necesario la asistencia en un hospital de la localidad, ya que no los querían recibir.
El miedo a no volver a encontrarse
Una de las cuestiones que más demora la atención hospitalaria a pacientes con coronavirus es el miedo, ya que tanto la familia como la persona infectada, lo primero en lo que piensan es el no volver a encontrarse cuando el enfermo ingresa al hospital.
“Esta demora hace que las personas que requieren de atención hospitalaria lleguen con una complicación mayor. Algo importante que se debe saber es que hay manejo domiciliario con el apoyo de concentradores de oxígeno siempre y cuando la oxigenación de la persona no baje de 85%”, detalla la también profesora del IINSO.
Una situación que su pudo observar fue que uno de los momentos más difíciles para la familia es cuando arriba la ambulancia por la persona con coronavirus, ya que desde ahí se pierde el contacto, por lo que el acompañamiento de un familiar puede ser una opción para reducir el miedo.
Considero que sí tendría que ir un familiar con el paciente en el trayecto. Y tal vez sea polémico esto que digo, pero hay estudios científicos que dicen que si los familiares siguen todas las recomendaciones no tendrían por qué contagiarse”.
Algo que debe saber la ciudadanía, puntualiza la especialista en políticas sociales Mancinas Espinoza, es que la familia sí puede tener contacto en el hospital con el paciente enfermo por COVID-19, solo que por medio de la tecnología. Este se realiza a través de dispositivos como tabletas y celulares. Y en algunos nosocomios se han habilitado salas para realizar visitas virtuales.
Conforme fueron aumentando los contagios, según comentó Sandra Mancinas, se siguió apostando por el pensamiento religioso, pero ahora ya de la mano de las medidas de salud correspondientes como el uso del cubrebocas, el lavado de manos y el distanciamiento físico.
Otro de los puntos importantes es que los familiares tienen derecho al reconocimiento del cuerpo. Si en dado caso, la gente desconoce todo esto, el encargado de informar sobre ello es el personal de trabajo social del hospital.
El discurso religioso como medida de protección
Al inicio de la pandemia en México, la población creía mucho que, por el hecho de ser un país humanitario, amable y religioso, esto iba a reducir los efectos de la enfermedad o que la nación tendría protección.
“Una de las cuestiones en las que la gente sigue teniendo confianza y a la que apuesta como medida de protección es el discurso religioso; sin embargo, es importante que se sigan preservando las medidas sanitarias y que no lo dejemos a la voluntad divina de que Dios nos protegerá”, argumenta la investigadora de la UANL Sandra Mancinas.
- No te pierdas de: Reconocen vocación social de investigadora Sandra Mancinas
Realizan plan de acción comunitario
Los investigadores que colaboraron en el estudio “Percepción del riesgo, representaciones sociales y prácticas comunitarias ante la pandemia del COVID-19” realizaron un plan de acción comunitario que abarcó tres ejes: la comunicación de riesgos, la educación para la salud y la asistencia social. Este fue entregado a hospitales, organizaciones y asociaciones para su consulta.
- Comunicación de riesgos: se realizó una serie de materiales de difusión impresos, entre ellos el plan de acción comunitaria, folletos en torno al cuidado de la salud, renta de equipos como los concentradores de oxígeno, qué hacer en caso de que un familiar falleciera, material audiovisual, lonas, entre otros. Además, se hizo una campaña de difusión de radio en Chiapas y Yucatán, en donde los mensajes estaban en maya, tojolabal, tzotzil y español.
- Asistencia social: se hicieron gestiones en unidades de atención de salud para acortar la trayectoria burocrática para personas con padecimientos que requerían atención médica urgente, pero que se demoraba por no ser coronavirus. A esto se le sumó la asistencia humanitaria, como la repartición de despensas donadas por organizaciones y asociaciones.
- Educación para salud: se realizaron visitas y consultas domiciliarias en que se tenían sesiones informativas a familias e infantes en torno a las prevenciones y cuidados ante el COVID-19, así como talleres con promotoras de la salud en temas de alimentación, ejercicio, entre otros.
Por: Eduardo Rodríguez Palacios