Viviendas sustentables reducen efectos de la canícula
Consideran investigadores de la UANL necesario involucrar a especialistas en temas forestales en la planeación de las viviendas para mitigar los efectos de la temporada de calor.
La canícula es un evento climático que ocurre durante el verano y se caracteriza por la disminución de las lluvias y las temperaturas superiores a los 37 grados centígrados.
Su duración es de aproximadamente 40 días iniciando a mediados de julio y terminando en agosto, siendo Nuevo León una de las entidades del país que más sufre de la sequía y de los días calurosos.
Sin embargo, para los investigadores de las facultades de Ciencias Forestales y Ciencias de la Tierra de la Universidad Autónoma de Nuevo León Luis Gerardo Cuéllar Rodríguez y Uwe Jenchen, respectivamente, para mitigar los efectos de la canícula en el área metropolitana de Monterrey es importante respetar las zonas naturales de la ciudad y, sobre todo, comenzar a involucrar a especialistas en temas forestales para la planeación de la construcción de viviendas u otros espacios.
“En realidad, a los ingenieros forestales se les toma en cuenta muy poco en la planeación de la construcción de las viviendas, y nosotros intervenimos hasta que ya la construcción está lista y tenemos que adaptarnos a ella, como en el diseño de jardines y en la recomendación del uso de las plantas más adecuadas para la zona”, argumenta Cuéllar Rodríguez.
Lo ideal sería un trabajo en conjunto entre arquitectos, ingenieros civiles e ingenieros forestales para que demos también nuestra opinión acerca de qué zonas podemos utilizar para áreas verdes y en qué lugar serían más efectivas”.
Al involucrarse estos especialistas en la materia contribuirían a que los efectos de la canícula no sean tan pesados en la entidad, ya que ellos estarían recomendando el uso de especies adecuadas de árboles dentro de las zonas urbanas para contrarrestar el calor y la contaminación.
En este sentido, Luis Gerardo Cuéllar Rodríguez señala que se tendría que buscar la forma en que el tipo de construcción sea más amistoso con el ambiente, de tal manera que se pueda lograr el desarrollo, pero siempre respetando la naturaleza, dejando una cantidad de áreas verdes y haciendo construcciones que sean más eficientes con el uso de energía, además para que la fauna silvestre pueda seguir llegando.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se requieren al menos 16 metros cuadrados de áreas verdes por habitante para garantizar su bienestar.
De acuerdo con el geólogo de la UANL Uwe Jenchen, sería bueno pensar en construir más espacios como el Paseo Santa Lucía, ya que es un río o canal artificial que lleva agua y está complementado con árboles y zonas verdes a su alrededor.
Otra de sus propuestas es que las nuevas viviendas tengan áreas verdes en el patio o banqueta y que no sean solo de pavimento. Por otra parte, en los edificios grandes, sugiere adecuar algunos jardines en los techos.
Por último, se debe pensar en el futuro, es decir, planear más edificios departamentales y ya no tanto en colonias o viviendas grandes o completas, ya que conforme avance el tiempo, las superficies naturales que quedan se irán perdiendo y todo esto tiene un impacto en el clima.
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El problema no es la canícula
Para los investigadores de la Máxima Casa de Estudios Cuéllar Rodríguez y Jenchen, la sociedad debe saber que la canícula es un proceso natural que ocurre cada año y que no es la culpable de que en algunos años se sientan aún más altas las temperaturas, sino que depende de cómo se desarrollen los espacios en la ciudad.
“La canícula es un efecto natural que existe desde hace mucho tiempo y es un fenómeno climático estable, y no siempre son los días muy calientes, ya que podemos tener días más cálidos en abril y mayo con temperaturas cercanas a los 40 grados centígrados”, recalca Uwe Jenchen.
Por lo que la alta construcción de viviendas en zonas naturales va a impactar en la zona local y las altas temperaturas de la canícula las podemos resentir más”.
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Por: Eduardo Rodríguez Palacios