Inducir la reflexión es el mejor cambio educativo pospandémico
La mejor transformación no será de conectividad, sino aquella que dé espacio al pensamiento y la reflexión, convino Erik Huesca, maestro y doctor en inteligencia artificial en la Universidad de California en Berkeley en charla en la UANL.
Para el doctor Erik Huesca Morales la educación pospandémica tiene que dar un giro inductivo hacia la reflexión y el pensamiento antes que a la aglutinación de información vestida de conocimiento.
La contingencia sanitaria es el mejor momento para ese quiebre pedagógico, considera el físico por la Facultad de Ciencias de la UNAM y maestro y doctor en inteligencia artificial por la Universidad de California en Berkeley.
Huesca compartió sus hipótesis en el Webinar “Retos e Impacto en la Educación y Tecnología para enfrentar la pandemia del COVID-19”, que organizó la Universidad Autónoma de Nuevo León con otros pedagogos y directivos educativos.
“Lo que estamos enfrentando es una diversidad frente a la unificación decimonónica. Pero ¿ quiénes somos?, ¿dónde estamos? Esos son los retos del siglo XXI, deconstruir para construir”, exhortó.
Sociedad gaseosa, unificadora y exluyente
Siguiendo a la modernidad líquida de Zygmunt Bauman, el doctor agregó otro estado de la materia a la misma sociedad: sociedad gaseosa y sin forma, en tanto está desarticulada y responde solo a estímulos puntuales.
Huesca Morales, presidente de la Fundación para el Conocimiento y la Cultura Digital, desviste que las universidades están cambiando porque hay una presión desde antes de la pandemia.
El siglo XIX nos puso esta escuela de inducir a que fuéramos muy unificados. Pero lo más grave es que en esta unificación, cuando surgen diversidades, las abrazamos en hashtags pero no aceptamos las relaciones”.
Recordó que México tiene 69 lenguas oficiales y América Latina tiene más de 300 lenguas. ¿Cuánto contenido hay en esas lenguas o cuánto aceptamos de esas diversidades?, preguntó.
Ironizó que la vanguardia habla de conceptos como el semiocapitalismo, el paleolibertarismo y de una educación moderna, antigua presencial, a distancia, activa, emotiva, creativa, innovadora o del siglo XXI.
“Le ponemos mil etiquetas pero ¿para qué educamos? Para que el sujeto se inserte en un proceso social, productivo, cognitivo. De entrada, hay cosas que reflexionar más a fondo, de crear filosofía de nuestra región”, razonó.
Bombardeo de información, sin reflexión
El especialista comentó que en estos días se celebra la educación a distancia y pregunta ¿se han puesto a pensar en una familia dentro de 35 metros cuadrados con tres niños en diferentes grados escolares?
“Tenemos que replantear y dejar de bombardear con el conéctate. Hay que dar espacio al pensamiento, a la reflexión, a no tener un bombardeo de información”, acusó.
Luego, dirigió su crítica hacia el nuevo sistema educativo de clases virtuales vía la televisión pública mexicana.
“¿Por qué queremos seguir en el mismo paradigma sentados frente a la pantalla? Las generaciones de ahora tienen déficit de atención porque no se les enseñó a pensar o ¿por qué somos presas de las fake news?”, arguyó.
Su propuesta es reducir el bombardeo de información, ubicar las múltiples identidades de la comunidad educativa, renovar de forma atomizada las currículas, colegiar con otras instituciones y fortalecer la movilidad digital.
Además, el experto propone reestructurar la forma de certificación de estudios y dar espacio para la reflexión e incluir desde educación inicial el pensamiento para plantear y resolver problemas.
“¿Qué hacían cuando eran niños y se aburrían? Creaban. La extinción no fue dada por los cazadores, sino por el cambio climático. Si no queremos ser el mamut y la ardilla que se mueve rápido. Es urgente crear reflexiones”, externó.
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Por: Luis Salazar Fotografía: Vanessa Terán / NG