Abraham Vidales: un espíritu triunfador
El campeón mundial de muay thai Abraham Vidales Castro también ha cosechado triunfos en la academia, donde está por concluir la Maestría en Odontología Avanzada de la UANL.
Hablar de Abraham Vidales Castro es reconocer en su persona un espíritu combativo que lo ha llevado a trascender tanto en el ámbito académico como en el deportivo: está a punto de terminar la Maestría en Odontología Avanzada y es campeón mundial de muay thai.
Su ascenso en el boxeo tailandés, o arte de las ocho extremidades, fue tan meteórico que al comenzar a protagonizar batallas a nivel nacional logró campeonatos en distintas categorías en 2015 y 2017.
Ambas actividades le han constado sacrificio, disciplina, mucho entrenamiento, práctica y luchar contra voces que le advertían que no podría con ninguna de sus dos facetas, pero su determinación lo ha hecho sobresalir en ambas.
“Comencé en muay thai por influencia de mi hermano Jaime. Él lo practicaba. Un día me invitó a entrenar y fue tal la aceptación que, a partir de ahí, no he dejado de asistir a los entrenamientos”, recordó Abraham, entrevistado antes de su inicar su rutina en Living Legacy, el gimnasio que se convirtió en su segunda casa desde hace algunos años.
El salto al profesionalismo
Vidales Castro y su head coach Javier Garza Cantú buscaban dar el salto al profesionalismo, luego de que su carrera amateur había terminado de manera satisfactoria, y encontraron en la empresa estadounidense Glory KickBoxing el lugar ideal para catapultar su carrera deportiva.
En Glory, Abraham registró en 2019 una marca de cuatro peleas ganadas, tres de ellas por la vía del knockout y una derrota.
Siempre compaginando el deporte con la academia, pues mientras ganaba sus peleas, no solo avanzaba en su carrera, sino que también realizaba sus prácticas profesionales y servicio social en la Facultad de Odontología.
El esfuerzo, los sacrificios, el levantarse a entrenar y cuidar la alimentación, además de la combinación del estudio, todo vale la pena al levantar la mano en el ring con la sonrisa de un paciente satisfecho del trabajo realizado”.
Como sucedió con todas las actividades en el mundo, la pandemia del Covid-19 paralizó la industria deportiva y los rings hubieron de ser abandonados.
Tiempo que el deportista aprovechó para seguir entrenando en casa y terminar a distancia su licenciatura, para iniciar el reto de cursar la Maestría en Odontología Avanzada.
Cosecha triunfos
Mientras en Estados Unidos los deportes poco a poco retomaban su ejercicio, la paciencia y el trabajo de Abraham, así como las de su head coach Garza Cantú y su preparador físico Dámaso Hinojosa rendían frutos al proponérseles una pelea de campeonato mundial.
Desde la primera vez que peleas, ya no quieres parar, te impones retos. Los rivales son complicados, son cada vez más difíciles y te das cuenta de que también tus capacidades aumentan. Los objetivos cambian ya que los vas pasando y vas entendiendo que estás creciendo como persona, como deportista y también como estudiante”.
Tras casi quince meses de espera, la pelea por el campeonato mundial llegó. Su rival fue el experimentado peleador y ex campeón mundial marroquí Amine Ballafrikh, a quien el mexicano derrotaría en el cuarto round de cinco en que se había pactado el combate.
“Trabajamos muy duro para la victoria y la satisfacción es total. Fue un gran triunfo dedicado para la familia y para todos los que nos han apoyado siempre”, dijo el ahora campeón mundial de las 143 libras de la empresa Triumphant Combat Sports.
Vidales Castro y su staff siguen su preparación en espera, ahora de la posible revancha o la defensa de su título, pero por ahora mantienen su récord de 16 peleas ganadas y 13 por la vía del knockout.
Y mientras en el ring sigue cosechando triunfos, en lo académico agradece a su grupo de compañeros y maestros que lo apoyaran para terminar su licenciatura y lo impulsaran a continuar en el posgrado de la Universidad Autónoma de Nuevo León.
- No te pierdas de: Triunfa Jorge en la India como preparador físico de la I-League
Por: Norberto Coronado Fotografía: José Luis Macías