El Método Montante, de la UANL para el mundo
Apuntes de la entrevista concedida por el doctor René Mario Montante Pardo al periodista Edmundo Derbez, publicada en la Revista Ciencia UANL, enero-marzo de 2002*.
Desde su nacimiento el maestro René Mario Montante Pardo estaba signado para ser parte de la historia de la Universidad de Nuevo León. Es Tigre desde la cuna.
El maestro nació 11 días antes de la fundación de la Universidad, un 14 de septiembre de 1933. Nació tigre, su madre lo llevaba en brazos a la Escuela Libre de Química y Farmacia; sí, ella fue fundadora de la hoy Facultad de Ciencias Químicas.
El pequeño René estudió en un colegio marista, de ahí su devoción católica; luego, ingresó a su primer alma máter: la Escuela Industrial y Preparatoria Técnica “Álvaro Obregón” (EIAO), donde jugó un año futbol americano, otra de sus pasiones.
“Era half izquierdo en formación T, había dos half y un full back. El futbol americano es un deporte que da disciplina”, expuso.
Ya estaban por graduarse, era el año 1952, y él estudió la carrera de técnico mecánico o maestro mecánico ahí en EIAO.
“Conmigo estudiaba un muchacho que se llamaba José Marroquín, que después fue el payaso Pipo. Era muy bromista y relajiento”, recordó.
El joven fue a probar suerte a los Talleres Industriales, pero vio que los ingenieros “ganaban más”, entonces regresó a la Álvaro Obregón a cursar la preparatoria técnica.
De FIME y Matemáticas
Terminó la preparatoria. De 1955 a 1959, estudió en la Facultad de Ingeniería Mecánica y Eléctrica (FIME), donde volvió a encontrarse a sus compañeros de la EIAO.
“Mi hermano jugaba con Auténticos Tigres; iba a verlo desde 1947 y nunca me he perdido un juego de Liga Mayor aquí en Monterrey hasta que llegó [Diego García] Miravete”.
En esos años, la FIME estaba en una casa de cinco cuartos ubicada en la calle Modesto Arreola. Cada cuarto era un año distinto de la carrera.
“Era raza muy caliente. En mi época, anduvieron quemando camiones hasta que los corría el ejército. Yo nomás miraba. Yo estudiaba. Sacaba puros cienes en matemáticas. Me dedicaba a estudiar, ir a misa y al futbol americano”, comentó.
Recién egresado, Montante trabajó un año en la Fundidora de Monterrey, donde fue jefe de lubricación en el Molino de 46 pulgadas. Luego, fue a probar suerte a los Estados Unidos; anduvo en Boston y Chicago “viendo muchas cosas hasta que dijo: tampoco”.
Regresó a Monterrey. Era 1963 y se inscribió en la entonces Escuela de Matemáticas, donde le revalidaron un año, terminó en 1965 pero nunca fue por su título.
Durante 35 años dio clases y se jubiló en 2001.
‘Método Montante, esto va a llegar muy lejos’
Era 1973 y él se dedicaba a tratar de resolver determinantes con un método que fuera con puros números entero. Y lo encontró. Lo llamó Método Montante. El mismo método resolvía ecuaciones lineales, y a la inversa, de una matriz; resolvía determinantes y ecuaciones homogéneas. Era una maravilla.
Yo pensé que eran puros determinantes. Pero cuando vi que resolvía ecuaciones lineales y con números enteros, dije: esto va a llegar muy lejos. Y ahora anda en todo el mundo. En la computadora es el más exacto del mundo”.
Con orgullo, el doctor compara que el método Gauss-Jordan no es tan exacto como el suyo o tiene el problema que si su determinante llega a valer cero no puede continuar. De hecho, le propusieron que lo llamara Montante-Gauss, pero dijo: “Yo no invité a Gauss”.
El matemático recibió noticias de universidades de Japón, Rusia, Inglaterra y Francia, y le llaman el Método Montante. Nunca quiso cobrarle a la editorial McGraw Hill por publicar su método en el libro Métodos numéricos, que la editorial neoyorquina editó.
Tiempo después, le dijeron que para patentar el sistema tenía que estar publicado en un libro. Entonces, la edición de McGraw Hill al final sí le sirvió como prueba.
En aquellos años, alguien le contó que las matrices revivirían porque en el futuro todo sería expresado en matrices, pues todos los sistemas de ecuaciones lineales se pueden hacer matricialmente. En esos años se asomaba la programación.
“Yo no sé computación. No había en mi época. Había cerebros electrónicos. El Método Montante lo metió a una computadora el Tecnológico de Monterrey; Hojalata y Lámina; en Nueva York, la Universidad de Columbia, el Ejército de Estados Unidos. Pero yo no sé de computadoras”, describió.
“Se publicó en todo el mundo y en todos los idiomas. Pusieron Método Montante y en letras chiquitas: René Mario Montante Pardo, profesor de Matemáticas de la Universidad Autónoma de Nuevo León”.
Por: Luis Salazar