Fantasía y ficción en las entrañas de la Facultad de Medicina de la UANL
David Ahedo, titular del CRIDS, creó en 2013 una Sala de Literatura donde abundan la fantasía y la ciencia ficción pensando en relajar a los propios estudiantes de la Facultad de Medicina. Si donas un libro puedes acudir.
Acompañado por La Fuerza hay un último jedi en las entrañas de la Facultad de Medicina de la UANL y con una misión: llevar universos de fantasía a los estudiantes.
Su nombre es David Ahedo y es el titular del Centro Regional de Información y Documentación en Salud (CRIDS) que, para completar tal misión, fundó en 2013 la Sala de Literatura.
Y así es, además de los libros de medicina que hay en las distintas salas de lectura y acervo, existe un pequeño rincón de la galaxia CRIDS donde los estudiantes se sientan a leer sagas como Harry Potter, Juego de Tronos, Crepúsculo, El Señor de los Anillos y hasta donde la imaginación alcance.
Harry Potter, El Señor de los Anillos, Crepúsculo viven en la Sala de Literatura y conviven con los libros medicina que hay en el CRIDS de la Facultad de Medicina.
En este lugar hay más de dos mil títulos y todos han sido recaudados gracias a donaciones y campañas de recolección de libros.
La mayoría son de ciencia ficción y de sagas que la industria cultural yanqui llevó a la pantalla de cine.
Pero no todo es pósters, sagas o literatura universal. La Sala de Literatura también cuenta con rompecabezas, juegos de mesa, un manual de anatomía para colorear, concursos de calaveras literarias y, como en La Comunidad del Anillo, dentro de esas paredes se ha formado un equipo de ajedrez y el club de lectura “Pedro Garfías”.
Y si bien las instalaciones del CRIDS pertenecen a la Facultad de Medicina, Ahedo anuncia que puede entrar cualquier persona a la Sala de Literatura.
La Sala de Literatura también cuenta con rompecabezas, juegos de mesa, un manual de anatomía para colorear y concursos de calaveras literarias.
El único requisito que les piden para otrogarles una credencial de acceso es que donen un libro para la causa.
Un coctel de ficción, fantasía y literatura universal
Los primeros títulos que le vienen a la memoria a Ahedo son, sin relevancia en el orden: Harry Potter, Las Crónicas de Narnia, Ana Frank, La Chica del Dragón Tatuado y las obras que han publicado G.R.R. Martin, Stieg Larsson o Dan Brown, entre muchos otros.
Ahedo reconoce que hace un par de años hicieron una encuesta entre los habitués para saber qué es lo que más se leía y más se prestaba a domicilio, porque los libros se prestan internamente y a domicilio. La saga que más se leyó y prestó fue Harry Potter.
“Harry Potter la consideramos como una droga de inicio para lecturas más pesadas. La gente empieza leyendo a Harry Potter y termina leyendo a Miguel de Unamuno o a Franz Kafka".
Y como todo imperio tiene su bando rebelde, Ahedo comentó que los estudiantes le han preguntado por la saga Cazadores de sombras, de Cassandra Clare, pero aún no ha logrado que alguien la done.
“Manejamos la sala a base de donativos y pedimos esos libros, pero no los hemos podido localizar. Nos han pedido la Biblia, pero ésa yo la voy a donar para la biblioteca”.

Ahedo: el último jedi y bibliotecario
En su oficina, David Ahedo tiene un centenar de figurillas de acción, libros, adornos, espadas láser, cascos, rompecabezas, pósters, armables, lapiceros, muñecos y hasta un aspersor de agua de Star Wars.
Hace 13 años que Ahedo inició su colección y se dice fanático, junto a su esposa, de la obra de George Lucas desde 1977 que se estrenó el Episodio IV Una nueva Esperanza. Los más de 100 artículos que tiene de la saga los ha comprado en mercaditos; otros se los han traído compañeros, maestros y alumnos.
Su devoción es tal que el maestro Ahedo acude disfrazado de algún personaje de la saga Star Wars a todas las funciones de estreno mundial.
En 2015, en el estreno del Episodio VII El Despertar de la Fuerza, acudió al cine con su familia y fue disfrazado como Obi Wan Kenobi y su esposa como Darth Maul. En 2017, en el estreno del Episodio VIII, dejó la túnica de Obi Wan Kenobi, que su esposa le trajo de Estados Unidos, para disfrazarse de Boba Fett.
En la ocasión en que se caracterizó como el Obi Wan Kenobi con barba y canas se encontró a un Kenobi en su versión joven, que fue la locura para la fanaticada.
La foto de los dos Obi Wan fue la más festejada por todos en el cine. Entre la colección, el bibliotecario guarda un recorte de la nota que al día siguiente publicó El Metro y donde salió él disfrazado del maestro Jedi. “Se tomaron como 400 fotos conmigo ese día”, recordó.
Por: Luis Salazar Fotografía: José Luis Macías