Para ellos el rugby es una pasión familiar
Juan Carlos y Carlos Enrique Pérez llegaron en familia a la Universiada de Ciudad Juárez 2022 gracias a que comparten su afición por el rubgy, deporte que consideran que está basado en la solidaridad y en el respeto.
Por: Eduardo Rodríguez Palacios Fotografía: Patricia Rosales
A Juan Carlos Pérez García y Carlos Enrique Pérez Lara no solo los une el vínculo familiar de ser padre e hijo, sino también su pasión por el rugby.
Carlos Enrique, quien actualmente representa a los Tigres de la Universidad Autónoma de Nuevo León en la disciplina de rugby, compite en la Universiada Nacional 2022, celebrada en Ciudad Juárez, Chihuahua.
Desde pequeño vi que mi papá jugaba rugby y es un deporte con el cual estoy muy familiarizado, pero por alguna u otra circunstancia de mi vida comencé a jugar waterpolo, razón por la cual llegué a estudiar a Nuevo León".
“Después por la edad dejé de tener categoría para jugar waterpolo y me enfoqué más al rugby en la Universidad”, añade.

Su padre Juan Carlos, quien comenzó a jugar rugby desde 1982, actualmente es el entrenador de las Abejas de la Universidad de Guanajuato en esta disciplina deportiva, tanto de la rama varonil como femenil.
El vínculo de padre e hijo nunca se acaba y los he visto crecer a Carlos y a mi otro hijo, que está en la Ciudad de México y que también juega rugby. Cuando nos vemos los tres nos reunimos con mucho gusto. Es un vínculo que nunca se rompe y sobre todo con el deporte”.
Para Juan Carlos, el ver competir a su hijo le deja sensaciones encontradas, ya que ha visto crecer a Carlos Enrique desde su infancia, además de que hoy en día representa a los Tigres de la UANL y él como entrenador a la Universidad de Guanajuato.
La hermandad del rugby
A pesar de que es un deporte de contacto, tanto padre e hijo consideran que el rugby es una disciplina en donde hay mucho respeto, camaradería y ayuda al rival.

“Lo que me gusta del rugby es que es una competencia muy sana, y aunque al final hay contacto y tienes que vencer a tu rival, todo lo anterior se queda en la cancha. Este deporte tiene una hermandad que no se encuentra en ningún otro lado”, destaca Carlos Enrique, a quien sus compañeros de equipo le apodan “La Abeja”.
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